Mi pequeño huerto internacional
Son muchas todas las ventajas que tiene poder cultivar tus propios alimentos en un huerto. No hace falta que sea muy grande como siempre os digo, es más una cuestión de actitud y de encontrar el tiempo que de espacio.
En muchos casos tener ese pequeño rincón verde en tu vida hace que te ayude a tener una mayor conciencia de los alimentos. Algo que por básico que parezca es fundamental para entender muchas cosas de nuestra cesta de la compra y por tanto de nuestros alimentos.
La proximidad, la estacionalidad son algunos de los factores que siempre defiendo. Es mero sentido común. Ese consumo local no tiene por qué tener restricciones. Gracias a la globalización y la era de “sabemos casi todo lo que pasa en el mundo” estamos viendo continuamente otras culturas gastronómicas, infinitos métodos de cultivo y maravillosas aplicaciones en cocina. Deseo, cuando veo algún plato elaborado con cualquier ingrediente lejano me provoca curiosidad y deseo. Sucede igual cuando vemos variedades de hortalizas o frutas exóticas.
Tenemos la suerte de vivir en un sitio mágico para muchos cultivos. Es un clima amable y propicio para cultivar.
Por eso intentamos traer e incorporar a lo nuestro semillas del mundo. Algunas conviven bien con nuestros cultivos y otras no tanto. Pero en ese juego de probar y disfrutar de la tierra viendo como acoge verduras de todo el mundo, disfrutamos como pequeñajos y soñamos que viajamos por el mundo entero.
Ya os contaba en mi artículo sobre Verduras del mundo y sus recetas la riqueza de la fusión en el huerto. Así fue cómo conocimos el tirabeque, hace ya algunos años. Así también nos hemos perdido por los rincones más sabrosos del mundo gracias a los pimientos picantes, las berenjenas asiáticas y por supuesto los tomates con sabor que hemos seleccionado de todos los continentes ( o casi) y que ahora cultivamos.
En las imágenes podéis ver un bitter gourd traido de La India y amaranto que nos llegó desde Chile. Son sólo dos ejemplos de las infinitas variedades que conviven en nuestro pequieño huerto.
El huerto te permite descubrir mundos y culturas maravillosas, conectado de alguna manera con los agricultores lejanos e intentando entender cómo mimar las distintas verduras y cuáles son los secretos de sus mejores cuidados.
Si nos paráramos a conocer las historias que hay detrás de los cultivos de nuestro pequeño huerto, daría para escribir la historia más bonita del mundo entero.