¿Qué es más fácil que unos muffins ya preparados que puedes llevar al trabajo, a la escuela o simplemente cuando estás en movimiento? Estos muffins de brócoli y calabacín son súper fáciles de hacer y perfectos para llevar o disfrutar durante un picnic. Como todo está dentro de los muffins, puedes llevarlos contigo sin necesidad de platos ni cubiertos. ¡Ideal!
El calabacín rallado hace que estos muffins sean extra esponjosos. Puedes sustituir fácilmente el brócoli por otras verduras, como maíz, espinacas salteadas y escurridas, o champiñones salteados. ¡Siéntete libre de experimentar!
Preparación
- Ralla el calabacín de manera gruesa y colócalo en un colador. Pon el colador sobre un bol y espolvorea ½ cdta de sal sobre el calabacín. Déjalo reposar un momento y luego exprime la mayor cantidad de agua posible del calabacín rallado.
- Corta el brócoli en floretes pequeños. Coloca los floretes en un colador y vierte agua hirviendo sobre ellos para cocerlos ligeramente. Deja que se enfríen después.
- Precalienta el horno a 180 grados Celsius. Engrasa el molde para muffins.
- En un bol, mezcla la harina con la levadura en polvo, la sal restante, y la pimienta. En un segundo bol, mezcla la leche con la mantequilla y el huevo.
- Luego, con una espátula, combina los ingredientes húmedos con los secos. Añade el calabacín escurrido y 2/3 del cheddar rallado.
- Incorpora los floretes de brócoli a la masa y, con una cuchara, reparte la mezcla en los moldes para muffins. Espolvorea el queso restante por encima de los muffins.
- Hornea los muffins salados en el horno precalentado durante 20–25 minutos. Déjalos enfriar en el molde durante al menos 30 minutos, y luego pásalos a una rejilla para que se enfríen completamente.