Esta tarta es una sorprendente y deliciosa opción para estas cenas de verano. Es ligera y nutritiva y en casa nos encanta.
Lo bueno es que se puede dejar todo medio preparado incluso el día anterior, de manera que luego resulta muy fácil de preparar y así tendremos más tiempo para tomar el aperitivo o atender bien a nuestros invitados.
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Preparación
- Pelamos y cortamos la cebolla en juliana fina. La pondremos en una sartén con sal y pimienta y una pizca de aceite. Dejaremos que se haga a fuego lento, moviendo poco a poco , hasta caramelizar. Suelo hacer bastante (unas 4- 5 cebollas) y así tengo siempre en la nevera para este tipo de elaboraciones porque va genial.
- Pelamos y lavamos la remolacha.
- Con ayuda de un rallador, la rallamos no demasiado fina. Así quedará con un punto crujiente muy rico.
- La aliñamos con aceite pimienta, sal y un chorrito de limón. Dejamos que macere el tiempo unas 4 horas.
- Yo suelo preparar la remolacha y la cebolla por la mañana y así a la hora de cenar sólo lo tengo que montar.
- Cuando vayamos a cenar, encendemos el horno a 180 grados.
- Colocamos la lámina en una bandeja sobre un papel de hornear.
- Añadimos el queso untado en el fondo, un par de cucharadas de remolacha rallada ( y escurrida! Y colocamos las hojas verdes.
- Horneamos durante unos 25 minutos o hasta que veías que está lista la masa.
- Sacamos del horno y lista para tomar.